Esta es la versión completa:
Si el “caso Ciccone” fuera una película, el presidente de
Aeropuertos Argentina 2000, Ernesto Gutiérrez , sería el protagonista de la
“precuela”, que se desarrolló durante 2009, secundado en un rol menor por el
fondo de inversiones Fintech, socio a su vez del Grupo Clarín en Cablevisión, y
con la propia familia Ciccone como partenaire.
Así surge de documentos que obtuvo LA NACION durante las
últimas semanas y que verificó incluso con fuentes judiciales, miembros de la familia Ciccone y
laderos del propio Gutiérrez. Muestran que el presidente de AA2000 llegó a
tomar el control de la imprenta, pero luego volvió sobre sus pasos y, apenas
unos días después, comenzó el proceso que culminó con el desembarco de Alejandro Vandenbroele
y la sociedad The Old
Fund.
Según dos miembros de la familia Ciccone ,
Gutiérrez tomó el control de la mitad de las acciones de la imprenta a cambio
de promesas de nuevos negocios y, más relevante, de obtener la paz con el ex
presidente Néstor Kirchner, al que por algún motivo veían disgustado con la
empresa.
“Se quedó con el 50 por ciento gratis y con el compromiso de
pagarnos años después a través de una opción de compra”, explicó un miembro de la familia. Pero los
negocios y la pacificación no se concretaron y el acuerdo con Gutiérrez se
cayó. “La rescisión fue de común acuerdo y en los mejores términos”, dijeron.
Al lado de Gutiérrez indican que la ex Ciccone tenía, en
efecto, problemas con el Gobierno. Encarnados en “tres frentes abiertos” con el
secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa, el presidente del Banco Central, Martín Redrado , y el ministro
del Interior, Florencio Randazzo. Y que el titular de AA2000 se metió de
“amigable componedor” para luego marcharse.
De Fintech a Clarín
¿Por qué? “Se abrió a tiempo porque vio que era comprarse un
problema”, afirmó alguien de la más íntima confianza de Gutiérrez. “Fue
entonces que se acercaron Brito [Jorge, dueño del Banco Macro], Moneta [Raúl] y
la gente de Boudou [Amado]”.
Según los investigadores judiciales, la operatoria fue
distinta. Abarcó el 100% de las acciones y se extendió durante apenas cuatro
meses. Pero los documentos a los que accedió LA NACION exponen que fue más
extensa: al menos entre febrero y el 31 de agosto de 2009. Incluyó a
Inversiones Tecnológicas SA –su presidente y director titular es el propio
Gutiérrez–, y a Fintech Energy LLC (con sólo el 5% de las acciones), cuyo CEO
para la Argentina era Federico Gualterio Jorge Schmid, quien asumió como director
titular en Ciccone.
A su vez, el mexicano David Martínez controla, a
través de su fondo Fintech, participaciones y acreencias en el país. Con el
Grupo Clarín es dueño de Cablevisión (Fintech controla el 40%) y de Fibertel,
también es accionista en Nortel (controlante de Telecom) y Emgasud, y es uno de
los acreedores de mayor peso de Metrogas.
El 31 de agosto de 2009, sin embargo, el acuerdo con la familia Ciccone se
cayó y Gutiérrez y Fintech se abrieron. Al día siguiente, Alejandro Vandenbroele
formalizó su ingreso en The Old Fund, una sociedad que habían creado dos empresarios
para un proyecto fallido y que por eso la pusieron en venta. La “precuela” del
“caso Ciccone” quedaba atrás; comenzaba la trama central.
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