Tiempo atrás, Reinhard “el Maestro del Desastre” Siekaczek dio su más larga (y casi única) entrevista a un consorcio de medios conformado por la cadena pública de televisión norteamericana, PBS, al portal ProPublica, la Universidad de California – Berkeley, y The New York Times.
Lejos de los estereotipos sobre los ejecutivos corruptores como hombres oscuros, malvados, riquísimos, pedantes y soberbios, Siekaczek mostró otra imagen. La de un burócrata que actuó para salvar su empleo y el de sus amigos y colegas de Siemens, casi una obligación moral.
En un momento, sin embargo, se preguntó cómo pudo ser tan idiota como para sentir semejante lealtad hacia la compañía. “Es difícil saberlo”, se planteó. Más aún desde que le dieron una “patada en el trasero”, al igual que a muchos de sus pares, a diferencia de los máximos ejecutivos de la multinacional.
Más aún, Siekaczek relativizó el impacto que el escándalo podría causar en el buen nombre e imagen de Siemens. “Desde que la corrupción es muy común en muchos países, la gente sólo dirá que se trató de mala suerte y que rompió el undécimo mandamiento”, argumentó con una apenas insinuada sonrisa.
¿Cuál es esa pauta moral faltante en la tabla de Moisés? “El úndecimo mandamiento es –dijo-, que nunca te atrapen”.
pd: el video completo (3:49), en PBS, acá; y en la del NYTimes, acá.
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