Lo valioso: que el titular de la unidad antilavado
local (UIF), José Sbattella, confirmó que en efecto hay al menos tres reportes
de operaciones sospechosas (ROS) alrededor de la nueva Ciccone, su presidente
Alejandro Vandenbroele y el socio de Amado Boudou, José María Núñez Carmona.
Lo confuso: que dijo que no se investiga el lavado
de activos, aunque no aclaró si aludía a la causa penal que ahora está en manos
del juez Ariel Lijo además del fiscal Carlos Rívolo. Si apuntó a ese
expediente, pues el propio fiscal ya comentó que sí es una de las hipótesis; y
si aludía a la labor de la propia UIF, si la unidad antilavado no investiga
posibles actividades de lavado, entonces…
Lo pendiente: Sbattella evitó detallar si las
sospechas abarcan más de $ 50 millones, como publicamos en LA NACIÓN este
domingo.
Lo molesto: el titular de la UIF dijo que no
respondió los llamados de LA NACIÓN porque, textual, “el que se quema con leche”
y que lo hemos tergiversado en el diario…
Cada uno sabe lo que hace y dice; y cada uno asume (o debe asumir) las
consecuencias de sus actos (y sus omisiones).
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