El jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, lanzó ayer, en
el Senado, dos retruques sobre el “caso Ciccone”. Uno previsible y el otro, inesperado.
El primero, el previsible, fue el siguiente: "No quiero
perder el tiempo de ustedes [por los senadores] en operaciones mediáticas del
Grupo Clarín porque se cae por sí sola”.
El segundo, el inesperado, ocurrió cuando afirmó que “los
billetes van a ser emitidos y producidos siempre por la Casa de la Moneda".
Más aún, negó que haya un contrato firmado entre la ex Ciccone Calcográfica y el
Gobierno.
Bueno, en ese caso, alguien que le avise a la ex Ciccone, que preside
Alejandro
Vandenbroele, y al juez en lo Comercial, Javier Cosentino, que instruye
el expediente de la quiebra.
En el escrito que la ex Ciccone presentó este lunes en ese expediente (último cuerpo, fojas 13.880 vuelta, para ser preciso), en el punto 8 ("Actividad actual que está desarrollando la
concursada"), le informó a Cosentino sobre "las actividades a las que
se encuentra abocada". Y la primera que mencionó fue… síp. Ése contrato.
Textual, en ese escrito consignó: “a) cumplimiento del contrato de locación de una
parcialidad de la capacidad productiva de Compañía de Valores Sudamericana SA
-CVS- (antes denominada Ciccone Calcográfica) celebrado con Sociedad del
Estado Casa de la Moneda -SECM- el 16 de abril de 2012”.
Más aún, cuatro párrafos después, la ex Ciccone añadió: "El
mentado contrato fue celebrado por 9 períodos consecutivos, desde el 16/04/2012
y hasta el 31/12/2012, pudiendo ser renovado por iguales períodos por acuerdo
de ambas partes".
Visto lo cual, las opciones son las siguientes:
-
La
ex Ciccone (es decir, Vandenbroele) engañó al juez de la
quiebra y a todos los acreedores (y en ese caso, configuraría un fraude y conllevar, cuanto menos, que se decrete otra vez la quiebra de la imprenta gráfica); o
-
La Casa de Moneda engañó a la ex Ciccone (y le hizo
firmar un papelito sin validez, con lo que de ser así configuraría falsificación de instrumento público, entre otros delitos) y al Banco Central (al que le informó que contrataría a esa imprenta, por razones de soberanía y de "compre argentino", y para cumplir con la meta trazada de impresión de billetes de 100 pesos, con lo que de ser así configuraría malversación de caudales públicos, entre otros eventuales delitos); o
-
La Casa de Moneda engañó al Jefe de Gabinete (y
no le contó que sí firmó algo más que un papelito con la ex Ciccone, y en ese caso deberían caer, por lo menos, la presidenta del organismo, Katya Daura, y su jefe directo, el secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa); o
-
El Jefe de Gabinete engañó a los senadores que
escucharon su primer informe de gestión (creo que plantear siquiera la caída de Abal Medina por esto sería una estupidez, así que no lo planteo ni siquiera como especulación loca).
En cualquiera de las cuatro opciones, hay perro (aunque
admito que hay otras opciones; algunas más inocentes; otras más preocupantes).
pd: más datos sobre los dichos de Abal Medina,
acá y
acá.