sábado, 31 de diciembre de 2011

La gran (e ilícita) fuga


La evasión tributaria, la corrupción y los delitos de cuello blanco le costaron a la Argentina al menos US$ 95.800 millones entre 2000 y 2009, que se fugaron hacia los grandes centros financieros y paraísos fiscales, de acuerdo a un novedoso reporte del centro de estudios Integridad Financiera Global (GFI, por sus siglas en inglés).

El informe, el tercero de su tipo en los últimos cuatro años, colocó a la Argentina en el puesto 18° de su ranking de países con mayores pérdidas, tras relevar el “flujo financiero ilegal” que se escapa de 157 países en vías de desarrollo y estimar que la fuga total desde esas naciones ascendió a US$ 903.000 millones durante 2009.


El peor año relevado para la Argentina fue 2008, cuando se fugaron del país cerca de US$ 21.414 millones. Ese fue el año de la gran crisis con el campo, la estatización de los fondos de pensión (AFJPs) y el colapso financiero internacional. A fines de 2008, también, el Gobierno sancionó la ley de moratoria y blanqueo de capitales para detener y en lo posible revertir la fuga. 

Sin embargo, el estudio del GFI excede al kirchnerismo y alcanza a la presidencia de Fernando de la Rúa y al interinato del entonces senador Eduardo Duhalde. 

pd1: la nota completa publicada en LA NACION, acá.

pd2: la columna de Alicia López, primera presidenta de la unidad antilavado argentina, acá.

pd3: el link al estudio original (en inglés) del GFI, acá.

pd4: otros links vinculados a este estudio del GFI, acá y acá.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Dos "paralelos" cesanteados

Un año y medio después de que lo publicara en LA NACION y estallara el escándalo, la Corte Suprema de Justicia ordenó este martes la cesantía de los dos secretarios involucrados en el presunto armado del  “Juzgado paralelo” en el fuero previsional para perjudicar en varios (muchos) millones de pesos a la Agencia Nacional de la Seguridad Social (Anses).

La cesantía recayó sobre los secretarios del Juzgado N° 3 del fuero, Emmanuel Catardo y Fernando Mora, quienes habían sido suspendidos en sus cargos de manera preventiva y hasta que se completara el sumario, que concluyó este martes, según consta en la resolución 50/11.


Firmada por cinco de los siete ministros –Carlos Fayt. Elena Highton de Nolasco, Enrique Petracchi, Juan Carlos Maqueda y Carmen Argibay–, la resolución expone las “gravísimas faltas” cometidas por ambos secretarios, alertadas por la Anses (que luego radicó una denuncia penal), abogados afectados del fuero y unos cuaaaaaantos empleados y funcionarios corajudos de ese mismo Juzgado.

¿El resumen? La esposa de Mora y los abogados "amigos" de Catardo lograron cobrar por autopista y a toda velocidad los juicios que presentaron contra la Anses, mientras que tooooodos los demás abogados del abarrotado fuero (y los jubilados que patrocinan) iban a 5 km/h por camino de tierra, bajo lluvia y con niebla.

Pese al escándalo, sin embargo, Catardo y Mora figuran aún como postulantes en el concurso N° 253 del Consejo de la Magistratura -al menos así figura en el último relevamiento oficial del Consejo, de principios de este mes- para ocupar tres cargos vacantes para jueces en el fuero de la Seguridad Social, es decir, en el mismo fuero del escándalo del que acaban de echarlos.

pd: la nota completa publicada hoy en LA NACION, acá.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

CFK, en Puerto Madero

CFK compró un piso en Puerto Madero valuado, según estimaciones del mercado inmobiliario, en $ 9 millones, por medio de la firma Los Sauces SA. Mérito y primicia del diario Libre, de editorial Perfil. Luego, Clarín añadió que en realidad serían dos departamentos y 8 cocheras por un total de entre 2 y 3,2 millones de dólares (ver, acá).

Cinco reflexiones al pasar:

  1. Patrimonio para comprarlo le sobra a la familia Kirchner. Será gracias a la polémica (no) investigación del juez federal Norberto Oyarbide, pero hoy por hoy, tiene billetera teórica para pagarlo.
  2. Lo que molesta a muchos es la contradicción (otra más) entre el discurso K y sus prácticas. Algo así comentó José Pablo Feinmman cuando dijo este domingo que “es muy incómodo adherir al gobierno de dos multimillonarios que te hablan del hambre”. Y esa misma contradicción es la que padeció el flamante vicepresidente, Amado “Concheto” Boudou.

  1. Este es el momento político, sin embargo, para tomar este tipo de decisiones y, más relevante aún, para que trasciendan. Sólo transcurrieron dos meses desde la paliza electoral, CFK acumula un capital político enorme y ocurre durante las fiestas, con la sociedad enfocada en sus vacaciones.
  2. La operación inmobiliaria cuadra con una de las máximas de la política: cuánto más poder acumula una persona (o menos riesgos afronta de caer en desgracia), más decisiones polémicas o incómodas toma. O dicho de otro modo, CFK no hubiera comprado el departamento en Puerto Madero en un momento de debilidad extrema, en medio de una tormenta o si percibía la irrupción de un rival de riesgo dentro o fuera del PJ.
  3. Bienvenida sea la revelación periodística. Si la información te resulta irrelevante, basta con que pases la página y a otra cosa mariposa; y si te resulta relevante, pues ahí está. En ambos casos, de todos modos, la premisa es la misma: siempre es preferible saber. Y luego cada uno hace lo que quiere con el conocimiento adquirido.
Y dicho todo lo anterior, que lo disfrute (aunque se viene otra declaración jurada más que interesante ante la Oficina Anticorrupción).

pd: mi silencio sobre la enfermedad de CFK no es casual. No tengo nada valioso para añadir a todo lo que ya se sabe, se ha dicho o escrito. Ergo, una cuestión de respeto.

martes, 27 de diciembre de 2011

El (verdadero) discurso del Rey

Tres frases para un Rey:

- "Necesitamos rigor, seriedad y ejemplaridad en todos los sentidos. Todos, sobre todo las personas con responsabilidades públicas, tenemos el deber de observar un comportamiento adecuado, un comportamiento ejemplar";


- "Cuando se producen conductas irregulares que no se ajustan a la legalidad o la ética es natural que la sociedad reaccione"; y

- "Afortunadamente, vivimos en un Estado de derecho, y cualquier actuación censurable deberá ser juzgada y sancionada con arreglo a la ley. La justicia es igual para todos".

Tres frases, apenas, del 36° discurso navideño del rey Juan Carlos de España, marcado por las sospechas de corrupción que rodean a su yerno Iñaki, el Duque de Palma, al punto de darle su apellido al escándalo: “el caso Urdangarín”.

Y no, no necesito que me recuerden las flaquezas de este Rey. Viví en España y mantengo lazos, muchos, por aquellas tierras. Y porque conozco alguno de esos puntos débiles de la Casa Real es que este discurso, en tiempos aciagos, se torna aún más valioso. Porque de eso trata el verdadero liderazgo.

pd: más información en El País, acá; el video del discurso, acá.

lunes, 26 de diciembre de 2011

60.000 + 8000 + 334 = vaya compromiso

La cuestión es numérica. Este blog llega a los 60.000 visitantes únicos y la cuenta en Twitter superó los 8000 seguidores.

La cuenta de Facebook va algo más retrasada, con 334 adherentes, aunque es muy jovata, por lo que hay que esperar un poco más para ver si toma vuelo.


Algo que no comprendo es por qué el contador formal de Blogger arroja mejores resultados que el de Whos.Amung.Us, con más de 67.000 visitas (más de 7100 en lo que va del mes), pero ignoro los motivos. Ya averiguaré cuando tenga tiempo.

En cualquier caso, el compromiso está ahí, para seguir adelante y aportar un poco más de información, contexto y sentido ante tanto marasmo de versiones, desinformación y la nada misma.

Espero lograrlo. Y mientras tanto, GRACIAS a tod@s.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Durán, deportado y de fiesta

El único detenido en Miami por el “maletinazo” que defendió hasta el juicio oral su inocencia (y fue hallado culpable), Franklin Durán, es ya un hombre libre.

En noviembre de 2008, un jurado lo halló culpable de actuar como agente encubierto de Venezuela para acallar a Guido Alejandro Antonini Wilson con US$ 2 millones; y en marzo de 2009, la jueza Joan Lenard dictó la sentencia a 4 años de prisión, más una multa por 175.000 dólares.

En noviembre de este año, el ex socio y compadre de Antonini salió en libertad, tras un largo tiempo tras las rejas (el FBI lo detuvo en diciembre de 2007 al igual que a los venezolanos Carlos Kauffmann y Moisés Maiónica, y el uruguayo Rodolfo Wanseele Paciello).

Desde que recuperó su libertad, Durán presentó algunas apelaciones ante la Corte para impedir su deportación. Pero Estados Unidos lo deportó el miércoles 14 de este mes y le prohibió el reingreso al país.

El empresario amante de las Ferraris retornó a Venezuela y a su empresa petrolera Venoco, lo que celebró con una gran fiesta en Caracas a la que asistieron banqueros y funcionarios chavistas.

O sea, que la fiesta sigue, más allá de las grandilocuentes declaraciones públicas bolivarianas que anunciaron la expropiación de Venoco y mucho más.

Lo notable es que Durán ya no puede retornar a Estados Unidos, pero su Lear Jet matrícula N119FD va y viene entre ambos países de lo lindo. Al punto que entre el 12 y 19 de diciembre completó 5 veces ese trayecto, más otros vuelos menores en el estado de Florida.

Business are business.

Siemens - Cumbre en Miami

Agradezco al diario Perfil las 4 páginas que dedicó a mi libro “Las coimas del gigante alemán” en su edición de este domingo. Más aún, lo definió como “una investigación periodística rigurosa”.

Ergo: GRACIAS.

Con la debida autorización de Editorial Planeta, Perfil publicó completo uno de los capítulos del libro, el 14°, "Miami Beach".

Y dice:

Ustedes no tienen ningún interés en que esto trascienda —les clarificó Carlos Sergi.

A su lado, asintió Miguel Czysch.

Ulrich Bock y Andrés Truppel se tragaron sus insultos y buscaron una salida elegante. No del hotel Sheraton Bal Harbour donde conversaban, en el corazón de Miami Beach, sino del apriete.

—Ocurre que yo tengo mandato para negociar, pero no para decidir. Tendré que consultarlo en Munich –acotó Bock.

—Muy bien, transmítale entonces a sus superiores que nos deben entre 37 y 39 millones de dólares.

—Eso no será viable. Dentro de SBS se apartaron 40 millones de dólares para este tipo de “contingencias”, pero también tenemos que hacer frente a las exigencias del grupo de Blas Medina y de Hugo Franco, por lo que necesitamos su ayuda para cuadrar todos los pagos.

La indignación de Sergi, juran dentro de Siemens, sería palpable aún por las salas de reuniones del Sheraton si no fuera que al hotel y beach resort lo demolieron en noviembre de 2009.

“El Padrino” vociferó que a Medina no le debían nada, que él ya le había pagado su porción y que, llegado el caso, él se encargaría de negociar con ese contact-man.

El ingeniero tampoco ocultó su fastidio porque, según él a pedido del ex CEO de Siemens Argentina, Luis Schirado [foto, abajo], había sido él quien les había entregado dinero a ciertos funcionarios decisivos. Y al 6 de julio de 2001, mientras conversaban junto a las palmeras y la bonita vista del Océano Atlántico, todavía le daban vueltas con el reintegro.

¿A quienes les había pagado? ¿A los del menemismo? ¿A los de la Alianza? ¿Era acaso cierto lo que decía? ¿O era otro de sus cuentos para fortalecer un reclamo de su exclusivo interés?

A Bock le daba igual lo que hubiera pasado antes. Lo que tenía claro es que quedaban por resolver los 12 millones de dólares que aún reclamaba el ex interventor de Migraciones, Hugo Franco. Para sí, para su jefe directo, el ex ministro del Interior Carlos Corach, y para más arriba también.

Carlos Saúl Menem llevaba 29 días detenido por la Causa Armas en la quinta de su amigo Armando Gostanián en Don Torcuato. Pero eso en la Florida parecía resbalarles. Lo relevante no era su arresto domiciliario que la “mayoría automática” de la Corte Suprema de Justicia revertiría meses después. Lo importante eran las deudas pendientes.

Tras todo el viernes metidos en la sala de reuniones que reservaron en el Sheraton, el acuerdo tomó forma.

Primero, los 39 millones de dólares disponibles por Bock y Truppel se repartirían entre dos grupos: uno bajo la órbita de Sergi y el otro bajo la responsabilidad de Herbert Steffen, para cumplir con las deudas “alrededor del Ministerio del Interior”, a través de unas so¬ciedades uruguayas.

Segundo, a Sergi le pagarían los 27 millones de dólares que se habían acordado allá en Munich, pero no los otros 12 millones que ahora reclamaba en Miami. Un tramo de 22,2 millones los recibiría a través de un nuevo “contrato de asesoramiento” de Siemens con la suiza MFast. Y los restantes 4,8 millones mediante la compra de acciones de la firma argentina Invercasa, controlante de la argentina Mailfast SA junto a la sociedad uruguaya Penguin Holding SA, también vinculada a “El Padrino”, a Czysch y a Angel Bahjat Orfali.

Tercero, Siemens debería abonar lo que correspondía a Sergi durante los 14 días siguientes.

Cuarto, los pagos fluirían a través de distintos canales. Es decir, de sociedades pantalla. Así, 11,1 millones de dólares deberían transferirse a MFast, en Suiza, quizá al banco Berner Kantonalbank AG, a la cuenta CH37007790016241178665; y los restantes 15,9 millones se desperdigarían entre Linfarm Inc. SA, Silverlinks Company Ltd., Consultora Neelrey SA y la siempre presente Rodmarton Ltd.

Quinto, con el efectivo pago de esos 27 millones de dólares, Sergi no tendría más nada que reclamarle a Siemens.

Caballeros de bien, por supuesto, no hubo abogados, ni escribanos para rubricar el acuerdo. Sólo la palabra de cada uno a modo de garantía. Porque, al decir de Czysch, y a pesar de la “extorsión” que dijo sentir Bock, se daban por “satisfechos con un apretón de manos, dada la cooperación de largos años”.

Por lo que ocurrió 10 días después, sin embargo, la palabra empeñada fue a todas luces insuficiente.

Ya en Munich, Bock intentó cerrar la historia, al punto que procuró coordinar la forma jurídica con el síndico adjunto de Siemens AG, Wilfried Walisch –también miembro del “crisis team” por el Proyecto DNI–, y con los abogados de MFast del estudio Fischer & Gukelberger.

Desde Buenos Aires, Truppel también avanzó lo que pudo y le envió un fax a Bock en alemán, aunque con la confianza mutua que les daba lo vivido juntos en Miami y alejado de los formalismos germánicos saludó con un “Querido Uli”.

En el fax le expuso que “como se discutió, te envío las facturas, firmadas y en negro”, aunque le recomendó retocar lo necesario para ajustar los papeles.

¿Qué papeles y qué facturas? Los necesarios para modificar el contrato con Invercasa y así pagar los 4,8 millones de dólares que debían fluir a través de ese canal.

“Uli” llegó incluso a extender uno de los cheques millonarios.

Pero el nuevo director comercial de SBS y presidente del directorio de área de esa compañía entre 2001 y 2002, Reinhart Bubendorfer, que llevaba tres meses en el puesto y que como tal era el superior directo de Bock y de Eberhard Reichert, el otro responsable directo en Alemania por el Proyecto DNI, se negó a darle la segunda firma que requería el pago. Más aun, le increpó a Bock el acuerdo al que había arribado en el estado de Florida. Le recriminó “cómo podía defender los intereses de Sergi”.

Bubendorfer se opuso, a pesar de los reclamos airados de Truppel, que comenzó a contarle las amenazas que recibía, y de Steffen, que le enumeró múltiples razones políticas y comerciales para que destrabara los fondos. Incluso se resistió a la orden de su jefe en SBS, Friedrich Fröschl, aquel que en 1999 había viajado hasta Nueva York para cerrar el acuerdo secreto por Itron con Franco Macri.

—¿Por qué voy a firmar yo? ¿Para qué? Que lo firme otro –los frenaba Bubendorfer.

—Es que necesitamos tu firma. ¡En la Argentina estamos en riesgo! –lo urgía Truppel.

Bubendorfer optó por cortar por lo sano. Convocó al Chief Financial Officer (CFO) global de la compañía y miembro de su directorio central, Heinz-Joachim Neubürger, y a su síndico y máximo ejecutivo anticorrupción, Albrecht Schäfer, a un encuentro en Munich con Truppel y “Mister Argentina” Steffen que distó de ser agradable.

—¿Sabe quién es él? –lo inquirió Bubendorfer a Truppel, mientras apuntaba a Schäfer, el canoso de bigotes y ojos claros como el agua que escuchaba a su lado–. ¿Se lo presento? Ahora, pasemos en limpio. ¿Tienen algo para decir?

—Necesitamos 30 millones de dólares para honrar ciertas deudas –esbozó Steffen, que obvió precisar quiénes eran los acreedores o las causas de esa obligación.

—Imposible –lo frenó Schäfer–. Si no existen requerimientos lega¬les para sostenerlos, no podemos apoyar nuevos reclamos.

Para complicar aun más la situación, su segundo, Wilfried Walisch, optó por cubrirse sus espaldas y puso por escrito aquello que su jefe sólo les comunicó de palabra. Redactó un memo contrario al acuerdo sellado en Miami tras concluir que podría ser ilegal y que los papeles que aportó Sergi no alcanzaban para destrabar los millones de dólares requeridos.

Así que Truppel, Bock y Steffen sintieron que, como en el juego de la oca, la situación retrocedía hasta el casillero previo a la reunión en Miami, lo que le comunicaron a Czysch y al cuñado de “El Padrino”, Carlos “Charlie” Soriano, en Munich. Eso sí, y dadas las amenazas que florecían por Buenos Aires, no aludieron a la negativa; optaron por decirles que los pagos no se podían concretar de inmediato “debido a dificultades técnicas”.

“Mister Argentina” sentía –o al menos eso dijo sentir cuando declaró años después ante los investigadores de la Fiscalía I de Munich– que le respiraban en la nuca y que Franco era capaz de cualquier cosa. Hasta de atentar contra su vida o su seguridad física. Por algo lo calificó de “matón”.

¿Hasta qué punto eran ciertas esas amenazas? Nadie en las oficinas centrales de Siemens AG lo sabía a ciencia cierta. Sí conocían los rumores y versiones sobre un ejecutivo argentino que se habría refugiado en España. O sobre el supuesto secuestro de un chiquito, hijo de otro ejecutivo, por una deuda impaga en otro negociado de la compañía, algo que desde la filial argentina niegan a rajatabla.

Sí coinciden todos, sin embargo, en que quienes aludían a las presiones y amenazas como algo inherente al Proyecto DNI eran Truppel y Steffen, que estaban metidos hasta sus cogotes en el barro por órdenes de Uriel Sharef, el “Profesor Neurus” de sonrisa permanente, ya fuera tras comunicar un ascenso o un despido o estuviera en un velorio, pero ambos concentraban las sospechas de sus propios colegas.

“Pues sí, a veces sospechaba que Truppel se enriquecía”, resumió Bock ante los fiscales que lo interrogaron, varios años después. Sospechas que extendió a Steffen, aunque no pudo decir bien por qué. Una cuestión de pálpito. O quizá que veía a Steffen ser “íntimo de Sergi”. O que él “quería pagar la menor cantidad de dinero posible y a veces [le] sorprendía la forma en que ciertas personas defendían los pagos”.

Lo irónico de la situación es que, al mismo tiempo, Sharef era el presidente formal de Siemens Argentina –justo por encima del CEO, Schmidt– y había participado como miembro del directorio mundial de Siemens AG en la aprobación de la nueva Guía de Conducta Corporativa que con gran suficiencia ética imponía que “ningún empleado podrá directa o indirectamente ofrecer o entregarle ventajas injustificadas a terceros en relación a acuerdos de negocios, ni en forma pecuniaria ni como cualquier otro beneficio”.

La Guía quedó en desuso tan pronto como entró en vigencia por una simple cuestión cuantitativa. No sólo por el escaso personal asignado a controlar las operaciones de toda la multinacional. También, porque no alcanzaba a los lobbistas como Manuel Vázquez, que nadaban en las aguas turbias como rémoras pegadas al tiburón y no eran alcanzados por sus reglas de convivencia. El 16 de agosto de 2001, le escribió a su jefe de ICS que había concretado una “larguísima reunión con el ‘Abogado’ del Ministerio” para averiguar qué pasaría con lo que debían cobrar por la auditoría encomendada a la consultora Swipco ahora que el contrato con Siemens era parte del pasado.

Vázquez nunca identificó por su nombre al “Abogado”, al que se refirió así, con “A” mayúscula, aunque por lo que escribió, ese letrado jugó un doble juego. Sabía del Proyecto DNI, accedía a información gubernamental y asesoraba a los privados: “Este señor me dijo que no tiene la menor duda de que Swipco debe recibir una suculenta indemnización del gobierno y de lo que reciba Siemens”. No sólo eso, también le sugirió “cómo debemos encarar nuestro reclamo”. Y por si hiciera falta, Vázquez acotó en su postdata: “este Abogado está a mi disposición para lo que necesite”.

¿A cambio de qué? ¿Por amor al arte? ¿O su amistad del “Abogado” con Vázquez era tan estrecha que estaban por encima de los intereses del Ministerio que debía defender?

Sergi también podía pasar por debajo de los nuevos y supuestos radares teutones creados por la “Guía de Conducta Corporativa”, pero al menos sí quedó pegoteado en Buenos Aires por la “Comisión Especial Investigadora sobre Hechos Ilícitos vinculados con el Lavado de Dinero” que presentó lo que pronto se conoció como “el Informe Carrió”.

“Se recomienda investigar a Carlos Sergi”, alertaron los diputados liderados por la dirigente opositora Elisa Carrió. Lo identificaron como dueño de Celulosa Argentina e interlocutor asiduo del empresario, lobbista y cuñado presidencial, Emir Yoma, también preso en la Causa Armas, como surgía de las pletóricas agendas de su ex secretaria, Lourdes Di Natale, la muchacha devenida en testigo locuaz que moriría dos años después de un modo extrañísimo.

Marcelo Cattáneo, IBM-Banco Nación, José Luis Cabezas, Alfredo Yabrán, Emir Yoma, Lourdes Di Natale… amenazas, presiones, aprietes, extorsiones… el cóctel de los negocios y el poder era peligroso y podía resultar letal.

El 31 de agosto de 2001, varios de los que bailaban dentro de Siemens intentaron pasar en limpio la situación. Por enésima vez. Y no sería la última.

Reunidos en la sede central de Siemens AG, en el palacio que perteneció al príncipe Ludwig Ferdinand von Wittelsbacher en Munich, nueve ejecutivos se congregaron alrededor de una mesa. Asistieron miembros del directorio mundial –Sharef y Volker Jung, el de los iraníes mejor que los argentinos–; el CEO de SBS, Friedrich Fröschl, su subalterno del “no”, Reinhart Bubendorfer; uno de los abogados que compartían su negativa, el síndico Schäfer; y también Steffen, Truppel, Kutschenreuter y hasta el CFO global de la compañía, Neubürger.

Truppel reiteró el aspecto más concreto y perentorio de todo el asunto: él y su familia estaban amenazados. Y Steffen planteó, una vez más, las razones políticas y comerciales por las que ameritaba pagar.

Cuando le llegó el turno, sin embargo, Schäfer reafirmó su visión reticente sobre el trasfondo jurídico del asunto y las dificultades lega¬les de acatar lo pactado en Miami a través de MFast o cualquier otra firma pantalla.

Sharef decidió esquivar ese escollo jurídico. Planteó que si no se le podía pagar a Sergi porque su reclamo carecía de un respaldo legal o contractual sólido, que Sergi entonces planteara un arbitraje. Si eso ocurría, abundó, Siemens perdería –o más bien se dejaría perder–, y luego le pagarían el resarcimiento económico que impusiera el tribunal arbitral.

A Albrecht Schäfer, sin embargo, algo no le cerraba de todo eso. ¿Quién era Sergi? ¿Y Franco? ¿Existían esas supuestas amenazas a Truppel y su familia? Volvió a su oficina, ordenó sus papeles y revisó su agenda. Decidió aprovechar una conferencia regional de la compañía que se celebraría en unos días más en Buenos Aires para hurgar un poco.

Los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 lo engancharon en pleno viaje.

pd: el texto, como lo publicó el diario Perfil, acá.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Lo que Ruth Behrends calló

Ruth Behrends Ramírez, la empleada de la petrolera venezolana PDVSA sabe más, mucho más, de lo que declaró ante el juez argentino Marcelo Aguinsky. Pero así son las cosas.

Pasajera del legendario vuelo Caracas – Buenos Aires que unió para siempre los destinos de Claudio Uberti, Guido Alejandro Antonini Wilson y la valija con 800.000 dólares, Behrends fue una de las responsables de que el vuelo saliera demorado de Venezuela.

Fueron ella y la rubia argentina Victoria Bereziuk [foto, abajo], quienes concentraron las miradas, bromas y deseos de los restantes pasajeros, allá en el aeropuerto de Maiquetía.


Más relevante, Behrends también presenció el momento clave en que Rafael Reiter, el jefe de la custodia del presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, introdujo dos maletas en el avión. Y sí, una de ellas fue la decomisada con los 800.000 dólares. De la otra, pasó los controles en Aeroparque y nada más se supo de ellla.

Sin embargo, tras ser demorada por la Policía de Seguridad Aeroportuaria, Behrends fue llevada a Tribunales, donde declaró ante el juez Aguinsky. Y aportó poca información sobre la valija, aunque describió con detalles la relación entre los venezolanos y argentinos que compartieron aquel vuelo.

La venezolana explicó, además, que aquella madrugada fatídica se retiró de Aeroparque minutos después del aterrizaje, por lo que no vio nada y que al día siguiente continuó su viaje rumbo a Uruguay.

Pero también calló sobre la cena clave en que los Uzcátegui, Diego y Daniel, le contaron todo lo que había ocurrido. Fue en Montevideo. Pero ella optó por callar. Una más y van…

pd: más datos, publicados en Clarín, acá.

martes, 20 de diciembre de 2011

El helicóptero de De la Rúa (writer's version)

Como ocurrió con la reseña del libro de María Seoane (ver acá), el diario publicó la versión redux del texto. Simples e innegociables razones de espacio (tengo que empezar a escribir más corto).

Esta es la versión original de la crónica que publiqué anteayer en LA NACION, basada en los testimonios de 17 protagonistas y testigos directos de aquellas horas.

Quizá les agrade.

Con el ruido de las aspas a pleno, le ordenaron a Fernando de la Rúa que agachara la cabeza. “¿Qué dijo?”, le replicó al edecán, Gustavo Giacosa, que lo tomó de la nuca y lo empujó hacia abajo y adelante. Corrían por la azotea de la Casa Rosada y a su lado iba el subjefe de la custodia presidencial, el subcomisario Marcelo Lioni, el calvo al que muchos tomaron, al verlo por TV, por el ya renunciado Domingo Cavallo.

Eran las 19:52 del jueves 20 de diciembre de 2001 y el suboficial de la Fuerza Aérea José Luis Orazi abrió la puerta del helicóptero. Entraron los tres pasajeros y dio la señal para que despegara el Sikorsky S76B. Todo transcurrió en un minuto, según el registro oficial de vuelo.

De allí en más enfilaron hacia la Quinta de Olivos, aunque manejaron dos opciones más: Campo de Mayo y Uruguay, si el peligro para el Presidente aumentaba. Porque allá, en las alturas, De la Rúa era aún Presidente. Los pilotos ignoraban que había renunciado. Pero sabían que algo ocurría.

Minutos antes, el padre de uno de ellos, Carlos, sólo había atinado una pregunta antes de callar, emocionado. “Claudio, ¿vos hoy estás de turno?”. Nada más. Y tras unos segundos de silencio, su madre, Erika, tomó el teléfono y completó el mensaje. Le desearon suerte.

El mayor Claudio Zanlongo (foto, abajo, junto al helicóptero) y el vicecomodoro Juan Carlos Zarza volaron entonces rumbo a la Plaza de Mayo. Fueron tres minutos y medio desde el Aeroparque, donde esperaron durante horas para completar la misión: posarse sobre la Casa Rosada y sacar a De la Rúa de allí.


Sobrevolaron el Río de la Plata, giraron sobre el Edificio Cóndor, el Correo y el Banco Nación, viraron sobre el Cabildo, cruzaron la Plaza y posaron al Sikorsky S-76B sobre el helipuerto, sin jamás descargar las 3,5 toneladas para reducir el riesgo edilicio.

“No es que la Casa Rosada pudiera derrumbarse, pero sí corríamos el riesgo de que vibraran el techo y las paredes del Salón Blanco, y se fisurara todo. Otra vez”, recuerda el entonces coordinador del Departamento Técnico de la Casa Militar, el arquitecto santiagueño Mario Casares. Fueron años de restauración, de matar ratas y hasta de un balde naranja en el despacho presidencial por goteras. Y ningún deseo de que el helipuerto volviera a utilizarse, como Isabelita en el ‘76 y Raúl Alfonsín, la Pascua del ’87, con una muesca del destino: Zarza, más joven teniente 1°, fue también el piloto de aquella Semana Santa, según muestran las fotos de la época.

Para las 9 de aquel jueves 20 de diciembre de 2001, Casares había recibido la orden de llevarle los planos de la azotea al flamante jefe de la Casa Militar, el vicealmirante Carlos Carbone, con menos de 48 horas en su cargo. Le pidieron absoluta reserva a Casares y le plantearon la posibilidad. “Acá no se puede aterrizar”, les retrucó. Al final, llegaron a un consenso: el helicóptero podía posarse, sin descargar todo el peso sobre el techo. Y hasta allí fueron, con el jefe de operaciones de helicópteros de la Casa Militar, el comodoro Sergio Castro, que dibujó un croquis de la zona, con las antenas y otros riesgos para la maniobra de aproximación.

Para entonces, Zarza y Zanlongo ya habían volado por la mañana desde la Quinta de Olivos para dejar a De la Rúa junto a la Casa Rosada, en el helipuerto tradicional, junto a la avenida Huergo. Sabían que había incidentes y que la Plaza de Mayo era el epicentro de la puja que Miguel Bonasso sintetizó con maestría como “El Palacio y la calle”. Pero desde allá arriba, desde las alturas, el panorama parecía calmo.

“Recuerdo que cuando esa mañana pasamos por la Plaza de Mayo, rumbo a nuestra base en Moreno, pensé: ‘¡Qué exagerados estos periodistas!’. Todo se veía tranquilo”, cuenta Zanlongo, retirado ya como vicecomodoro y en la Aviación Civil de Salta, donde se encarga de vuelos sanitarios y, más de una vez, de trasladar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner cuando va a esa provincia o a Jujuy.

Su hijo, Alexis Zanlongo, estaba más al tanto que él de la represión, de los muertos y de los saqueos. Con 14 años, se había llevado matemáticas a diciembre. Fue a rendir. “Volvé el 26”, le retrucaron. Con el colegio cerrado, se pasó el día frente al televisor, grabando todo con la videocasetera y maldiciendo porque no andaba del todo bien.

Apostados en la VII Brigada de Moreno, Zarza y Zanlongo completaron la revisión habitual del Sikorksy cuando los mandaron a la plataforma militar de Aeroparque. “Van a llegar órdenes”, fue el lacónico mensaje.

En Aeroparque los recibió el brigadier y veterano de Malvinas, Sergio Mayor, que los citó en su oficina. “Tengan cuidado”, les dijo y les cedió la oficina, donde Castro, el del croquis sobre la azotea de la Rosada, les comunicó el plan por teléfono. “Nos dijo que había disturbios y que quizá no podríamos sacarlo al Presidente de manera normal porque era un peligro”. Segundos después, les mandó por fax el croquis para que lo estudiaran.

A Aeroparque llegó algo más. La orden de evaluar tres posibles destinos: Olivos, Campo de Mayo y Uruguay, según cuán insegura o peligrosa fuera la situación. Y cruzar el Río de la Plata fue una opción, aún cuando el entonces jefe del Ejército, general Ricardo Brinzoni, puso a disposición todas las guarniciones militares del país a la familia De la Rúa.

Los pilotos revisaron las condiciones del tiempo. En particular, el viento. Mientras tanto, por cadena nacional, minutos después de las 16, De la Rúa convocaba a la “unidad” por cadena nacional. Para esa hora, la diputada Graciela Ocaña y sus compañeros del ARI ya habían radicado una denuncia por los homicidios cometidos por fuerzas policiales y parapoliciales.

De allí en más, y a medida que el PJ y la UCR le soltaban la mano al Gobierno, el proceso se aceleró. Hasta que el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini salió del despacho decisivo y pidió una hoja con membrete presidencial. Eran las 19,37, De la Rúa redactó a mano su renuncia y se fue al baño. Solo.

“Gracias Víctor por todo”, le dijo al fotógrafo oficial de la Presidencia, Víctor Bugge. Y lo abrazó. Cuando salió del baño, lo tomó del brazo. “Vení, vamos a hacer la última foto”, y Bugge registró la histórica imagen de De la Rúa acomodando sus últimas cosas. Pero no fue la última foto. Esa llegaría minutos después.

“Confío en que mi decisión contribuirá a la paz social y a la continuidad institucional de la República”, decía el texto de la renuncia, cuya copia guarda el arquitecto Casares. “Un empleado tenía que sacarle fotocopias y le pedí una”, rememora.

A metros de allí, entre los llantos del primer piso ya semivacío y los funcionarios que guardaban sus cosas en cajas de cartón, una voz arengó a los pocos que quedaban junto a De la Rúa: “¡Lo acompañamos todos!”. Pero su secretario privado, Leonardo Aiello, paró la movida. “No, de ningún modo. El Presidente se va con el edecán, como siempre”.

De la Rúa tomó su copia privada de la Constitución Nacional y firmó el último decreto: 1682/2001. Según el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), para regularizar las acciones de la Policía y enmarcarlas dentro del contexto de “conmoción interior”.

Entonces sí, De la Rúa entró al ascensor más privado de la Rosada, junto a Rodríguez Giavaranni y el teniente coronel Gustavo Giacosa, también con apenas 48 horas como edecán. “Fernando, hiciste todo lo posible. Cumpliste con tu deber”, le dijo el canciller. Y subieron, al helipuerto.




Zanlongo jura, sin embargo, que mientras se aproximaban a la Rosada no vio nada de aquel caos. “Estábamos concentrados en la maniobra de aterrizaje, en los cables y las antenas. No miré para abajo porque trataba de ver posibles obstáculos no detectados antes”, recuerda. Más aún desde que la comunicación con el comodoro Castro se cortó minutos antes de la aproximación final.

“Mi viejo está ahí”, pensó Alexis Zanlongo mientras veía al Sikorsky por la tele. Tiempo después supo que en teoría la maniobra debía resultar una sorpresa. Pero se anunció por televisión. “Yo temía que pasara algo. Que alguien le tirara un misilazo o algo, yo qué sé”, cuenta hoy.

A las 19:52, el helicóptero se colocó en estacionario sobre la Rosada y, en ese momento, Zanlongo sintió un relámpago. Era el flash de la última foto de Bugge, al que un custodio, también nuevo en su cargo, intentaba sacarlo de allí. Por eso la imagen aparece con un encuadre, si se quiere, desprolijo.

Todo transcurrió en un minuto, según el registro oficial de vuelo. Durante los 4 minutos y medio que siguieron hasta la Quinta de Olivos, De la Rúa no habló. Sólo se calzó sus anteojos, los mismos que se quitó la víspera, en gesto teatral, para anunciar el estado de sitio por cadena nacional y repudiar a los “grupos enemigos del orden y de la República”. Se limitó a ver por la ventanilla. Abajo el conteo final llegaría a 39 muertos y cientos de heridos.


Ya en Olivos (foto, arriba, de la vista aérea de la Quinta Presidencial), el intendente de la Quinta recibió a De La Rúa junto al jefe del Regimiento de Granaderos, coronel Roberto Fonseca, que esos días reforzó la guardia. En vez de los 120 efectivos del tradicional Escuadrón Chacabuco, llegó a ubicar 300, de fajina.

La última frase de De la Rúa que escucharon quienes lo rodearon aquel atardecer fue una frase breve, cuando su mujer y sus hijos lo abrazaron: “Era insostenible”. Luego se arrepentiría de haber salido por el techo de la Rosada, más allá de las razones de seguridad que esgrimió el vicealmirante Carbone. Y sólo entonces, y allí, los pilotos Zarza y Zanlongo supieron que eran testigos de un drama histórico: De la Rúa había renunciado a la Presidencia.

En la Rosada, el arquitecto Casares ya no tuvo que escaparse por una salida lateral, como la víspera, cuando los caceroleros lo tomaron por funcionario. La noche del 20 fue algo más tranquila. Pero antes, completó su última tarea: debió verificar, despacho por despacho, que los salientes no se hubieran llevado nada que no era de ellos, como cuadros, alfombras y esculturas. “Había muchas cosas empaquetadas –rememora hoy–. El clima era de velorio”.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Siemens - EE.UU. quiere extradiciones

El fiscal federal del distrito sur de Nueva York, Preet Bharara, impulsa la extradición de los ex ejecutivos y colaboradores argentinos y alemanes de la multinacional Siemens involucrados en el presunto pago de coimas por el “Proyecto DNI”.


Así lo detalló Bharara, al presentarse el jueves (pero sólo trascendió ahora) ante la jueza federal del distrito que instruye el caso “United States v. Uriel Sharef et al”, Denise L. Cote [foto], a quien le informó que la investigación no registrará mayores novedades hasta que se logre llevar al banquillo a los ocho acusados (tres de ellos argentinos), que viven en al menos tres países distintos.

“Los acusados en este caso residen en el extranjero y ninguno se encuentra actualmente bajo custodia”, precisó el fiscal. “Por lo tanto, ninguno de los acusados será presentado [ante la Corte] en el futuro inmediato”, añadió. E indicó que el Departamento de Justicia “mantendrá informada a la Corte de cualquier novedad relacionada a la extradición de los acusados”.

Tres de los sospechosos, vale aclarar, son argentinos. El ex jefe financiero (CFO) de la filial argentina de Siemens, Andrés Truppel, el ex miembro del directorio y lobbista todoterreno, Carlos Sergi, y su colaborador Miguel Czysch. Los otros cinco son alemanes. Pero conocen la Argentina (al menos "cierta" Argentina) como pocos...

domingo, 18 de diciembre de 2011

El helicóptero de De la Rúa

Con el ruido de las aspas a pleno, le ordenaron a Fernando de la Rúa que agachara la cabeza. l“¿Qué dijo?”, le replicó al edecán, Gustavo Giacosa. El teniente coronel no le respondió. Lo tomó de la nuca y lo empujó hacia abajo y adelante. Corrían por la azotea de la Casa Rosada y a su lado iba el subjefe de la custodia presidencial, el subcomisario Marcelo Lioni, el calvo al que muchos tomaron, al verlo por televisión, por el ya renunciado Domingo Cavallo.



Eran las 19:52 del jueves 20 de diciembre de 2001 y el suboficial de la Fuerza Aérea, José Luis Orazi, abrió la puerta del helicóptero. Entraron los tres pasajeros y dio la señal para que despegara el Sikorsky S76B. Todo transcurrió en un minuto, según el registro oficial de vuelo. De allí en más enfilaron hacia la Quinta de Olivos, aunque llegaron a manejar dos opciones más: Campo de Mayo y Uruguay, si el peligro aumentaba.


Allá, en las alturas, De la Rúa era aún Presidente. Los pilotos ignoraban que acababa de renunciar. Sólo sabían que algo ocurría. Un rato antes, el padre de uno de ellos, Carlos, había atinado una pregunta antes de callar: “Claudio, ¿vos hoy estás de turno?” Nada más. Y tras un breve silencio, su madre, Erika, tomó el teléfono y completó: “Suerte”.


pd: la nota completa publicada en LA NACIÓN, acá.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Cartel (y cara) de cemento

La Cámara Nacional de Casación Penal aceptó los reclamos de los abogados del Estado y declaró la "nulidad absoluta" de un fallo previo que la propia Cámara había adoptado en beneficio de las principales empresas cementeras del país, acusadas de actuar de manera "cartelizada" para fijar los precios del sector.


La inusual decisión fue adoptada el lunes pasado por la sala IV de la Casación, el máximo tribunal penal del país, que de ese modo anuló el fallo que había dejado sin efecto la aplicación de multas por más de $ 300 millones contra Loma Negra, Juan Minetti SA, Cementos Avellaneda SA, Petroquímica Comodoro Rivadavia SA y Cemento San Martín SA, como también a la Asociación Fabricantes de Cemento Portland.

Los camaristas Mariano Borinsky, Raúl Madueño y Eduardo Riggi declararon la nulidad absoluta de la resolución anterior, dictada apenas tres meses atrás, ya que concluyeron que no se notificó al Ministerio de Economía, por lo que se privó a sus abogados de ejercer el derecho a "defender los intereses del Estado Nacional".

pd: el resto de la nota publicada en LA NACION, acá.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Intercambio a tres puntas

En un juego a tres puntas, las investigaciones en marcha en la Argentina, Estados Unidos y Alemania contra la multinacional Siemens por el pago de coimas multimillonarias para obtener el “Proyecto DNI” podrían potenciarse durante las próximas semanas, cuando profundicen el cruce recíproco de información sensible.

El primer paso lo dio el fiscal federal de Nueva York, Preet Bharara [foto], quien pidió la colaboración del juez federal argentino Ariel Lijo para avanzar con su acusación contra ocho ex ejecutivos y colaboradores de la compañía.



El contacto inicial y reservado, que habría ocurrido dos meses atrás se plasmará en el envío, la semana próxima, del material recabado por Lijo, tanto en Alemania como en la Argentina y que derivó en el arresto domiciliario del lobbista Carlos Sergi y el llamado a indagatoria de 22 ex ejecutivos de Siemens y del Grupo Macri, de las que se ya concretaron 14 declaraciones


El intercambio de información, de todos modos, va más allá de Estados Unidos, ya que la Fiscalía de Munich y Lijo también redoblaron la cooperación mutua durante las últimas semanas. Y podría ir más allá, si Lijo acepta el convite germano y viaja a Alemania para escuchar las declaraciones indagatorias pendientes de los ex ejecutivos de Siemens que allí residen.


pd: la nota completa publicada en LA NACION, acá.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Siemens, la SEC, el DOJ y los links

Tres años después de que Siemens admitiera el pago de sobornos en la Argentina y una larga lista de países más, el gobierno de Estados Unidos presentó cargos criminales y una demanda civil contra ocho ex altos ejecutivos y colaboradores de la multinacional germana por los más de US$ 100 millones en coimas que desembolsó para obtener, mantener y resucitar el Proyecto DNI.

La ofensiva quedó en manos de la Comisión Nacional de Valores (SEC, por sus siglas en inglés) y del Departamento de Justicia (DOJ, en inglés) , y señaló por su nombre a los ex presidentes Carlos Menem y Fernando de la Rúa como supuestos receptores de esos sobornos, según consta en las más de 100 carillas de documentos que aportaron las autoridades norteamericanas a la Justicia.

Tanto Menem como De la Rúa negaron, repetidas veces, haber cobrado sobornos por ese contrato, en tanto que su sucesor en la Casa Rosada remarcó además que fue él quien lo rescindió a pesar de la presión externa, que incluyó al Fondo Monetario Internacional (FMI). Ambos, no obstante, también continúan bajo la lupa del juez federal Ariel Lijo, quien llamó a indagatoria, sin resultados, a varios de los ex ejecutivos acusados ahora en Estados Unidos.

Entre esos ex altos ejecutivos descolla, a su vez, Uriel Sharef. Responsable máximo del Proyecto DNI, ordenó el pago de coimas por más de US$ 100 millones a través de facturas, contratos y sociedades fantasmas. Y fue, también, quien restableció la relación Siemens - Argentina después de que el vínculo estalló en mil pedazos tras la demanda de la multinacional ante el CIADI.

¿Cómo lo logró Sharef? Gracias al ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, quien le entregó a Siemens dos contratos, junto a Electroingeniería por un total de US$ 1200 millones para proveer las turbinas para las plantas Timbúes y San Lorenzo...

pd1: el resto de la nota publicada en LA NACION, acá.
pd2: el comunicado de prensa de la SEC, acá; la demanda civil, acá.
pd3: el comunicado de prensa del Departamento de Justicia, acá; su denuncia criminal espero subirla pronto (en cuanto sepa cómo corno subo un pdf a un blog).
pd4: sobre Sharef, De Vido, Timbúes y San Lorenzo, acá y acá.

martes, 13 de diciembre de 2011

La SEC y Siemens = un buen día

Hay días, pocos, en los que ciertos esfuerzos se ven en cierto modo recompensados. Así ocurrió el día en que los jueces argentinos debieron viajar a Suiza luego de que revelara información sobre investigaciones contra Carlos Menem en la Confederación Helvética, o el día en que apareció el video de Canal 7 sobre Guido Alejandro Antonini Wilson en la Casa Rosada. Hoy es otro de esos días.


Porque después de más de dos años de investigación y tras haber publicado el libro “Las coimas del gigante alemán”, la Comisión Nacional de Valores estadounidense (SEC) presentó hoy cuatro cargos criminales contra siete ex ejecutivos de la multinacional alemana por el pago de coimas multimillonarias a funcionarios argentinos -entre ellos Menem, Fernando de la Rúa y Carlos Corach, entre otros- para ganar y mantener vivo el “Proyecto DNI”.

Así lo informó la propia SEC en su website oficial y así lo reproduje en LA NACIÓN este mediodía. Porque la SEC dio así otro paso sobre lo ocurrido con aquel megacontrato de US$ 1000 millones para el control fronterizo y la confección de pasaportes y documentos de identidad.

Tres años atrás, en diciembre de 2008, Siemens había aceptado la violación de los libros contables en su filial argentina para ocultar el posible pago de sobornos. Pero ahora el gobierno de Estados Unidos avanzó por esa senda. Y le imputó a siete ex ejecutivos de la multinacional -entre ellos, dos argentinos- pagar sobornos durante los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de la Rúa.

Los siete ex altos ejecutivos de Siemens identificados por la SEC, todos ellos, figuran en el libro. No del modo más agradable. Y que ahora salga esto, en cierto modo...

pd: la nota completa de LANACION.COM, acá.

Echegaray, dólar y preguntas

Allá lejos y hace tiempo, cerca de un mes atrás, el Gobierno peleó de igual a igual –si eso cabe– con el dólar.

Como suele ocurrir, tras cortar el teléfono con un cuevero, le comenté a un secretario de redacción un par de planteos lógicos que me había comentado este hombre desde la City.

-Está bueno. Escribilo, retrucó.

Así que me puse a llamar a abogados, contadores, funcionarios, ex funcionarios y oficiales de cumplimiento antilavado para obtener más información y la escribí.

Fue un mes atrás.

No se publicó.

Nada raro. Simples razones de cuestiones de espacio, asuntos más urgentes, notas más picantes. Lo normal en cualquier diario.

Así que aquí la subo, al menos para dejar consignadas algunas ideas.

Y dice:

El administrador federal de Ingresos Públicos (AFIP), Ricardo Echegaray, dedicó un largo pasaje de sus últimas conferencias de prensa a explicar cómo funciona el sistema informático –casi una ecuación matemática o una “matriz de riesgo”–, que determina cuántos dólares puede comprar cada argentino, aunque algunas preguntas quedaron, no obstante, sin respuesta.

La ecuación de Echegaray sería: ingresos declarados (salario, honorarios, premios, etcétera) + activos disponibles (sean en la Argentina o en el exterior, incluso en paraísos fiscales como las Islas Caymán) – gastos conocidos (expensas, gastos de tarjetas de crédito, pagos de préstamos y servicios, cuotas del colegio de los chicos y hasta viajes al exterior, etcétera) = “X”, siendo “X” la liquidez resultante en pesos que podría cambiarse a dólares.

"El aplicativo puesto en marcha por la AFIP como parte del plan antievasión y contra el lavado de dinero, cuenta con información de 10 millones de contribuyentes que tienen clave fiscal, más los trabajadores registrados y los movimientos bancarios", afirmó Echegaray.

Pero basadas en las consultas de LA NACION a funcionarios, ex funcionarios, abogados, contadores y expertos tributarios y antilavado, estas son algunas de las preguntas pendientes de respuesta oficial:

¿Comparte la AFIP toda esa información con otros organismos del Estado como la unidad antilavado (UIF) o con fiscales y jueces? Uno de los ejes más duros del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) sobre la Argentina fue que los organismos del Estado actuaban como compartimentos estancos. En esa línea, ¿la AFIP reportó apenas el 2,61% de las operaciones sospechosas que investigó la UIF durante su primera década de trabajo, como surge de las estadísticas oficiales de la propia UIF?

En la misma línea, ¿la nueva Dirección de Investigación Financiera de la AFIP, que se dedicará a “analizar […] las operaciones en las que se sospeche lavado de activos y financiamiento del terrorismo”, no se superpone con la UIF?

También, ¿cuánto tiempo demoró la AFIP en elaborar ese sistema informático? Si en realidad Echegaray aludió a lo que adentro llaman “Base de Datos”, tomó una década. Pero tiene poco que ver con el “sistema” que se anunció en la conferencia de prensa. Y si es otro –y por tanto se montó a contrarreloj–, ¿pudo servir para controlar los movimientos dentro y fuera del país de, por ejemplo, de Ricardo Jaime o Sergio Schoklender? ¿Pudo ese sistema encender alguna “luz de alarma” en la AFIP?

En la línea de los funcionarios, sean nacionales, provinciales y porteños, ¿puede aplicarse esa “matriz de riesgo” a las causas abiertas en su contra por enriquecimiento ilícito, para así fijar, digamos, cuál sería su potencial tasa de enriquecimiento justificable?

En cuanto a los datos metidos en la “matriz”,¿la AFIP incorpora datos de la Inspección General de Justicia, donde cada día se inscriben empresas fantasmas? Por lo tanto, ¿la AFIP apela sólo a datos formales o ella misma u otro organismo los fiscaliza y constata?

Algo más: si se apoya en los ingresos y gastos declarados, ¿qué pasa con el “cash flow”, el flujo de fondos, que no es lo mismo que la liquidez? ¿Y qué pasa con la demora entre el momento de la operación y en que se informa, ya que muchas veces no es en tiempo real?

Un par de expertos consultado por LA NACION apuntó a otro eje singular: ya hay “cueveros” que se frotan las manos. ¿Las usinas que emiten facturas truchas por servicios inexistentes, y que por tanto inflan sus ingresos, pueden utilizar esas ganancias falsas para comprar dólares? Si es así, las usinas podrán ofrecerle un nuevo servicio al mercado pirata…

En cuanto a los activos en el exterior, ¿la “matriz” es realmente eficaz ante los activos en el exterior? ¿Aparece, por ejemplo, el inmueble que Echegaray tiene en Punta del Este y que identificó apenas como “inversión en derechos y acciones sobre depto” [sic], sin consignar en la declaración jurada que presentó ante la Oficina Anticorrupción que es en Uruguay?

Hay también ciertos abogados que se preguntan cómo lidia esa “matriz” con las garantías de los artículos 14 y 17 de la Constitución sobre la libre disponibilidad y la inviolabilidad de la propiedad. Y sin llegar a la Carta Magna, ¿la ley de Procedimiento Fiscal 11.683 no estipula que la información que pide la AFIP sólo puede utilizarla para controlar las obligaciones tributarias de los contribuyentes y no para cualquier otro objeto? ¿No es por eso que la AFIP se la retacea a la UIF?

Más aún, si la “matriz” se aplica en el mercado cambiario para evitar el lavado, ¿no habría que aplicarlo para la compra y venta de otros activos o en otros sectores más utilizados alrededor del mundo para el blanqueo?

Por último, si la “matriz” se basa en ingresos y gastos “en blanco”, ¿no es lo mismo para la AFIP que cazar dentro de un zoológico? ¿Son los que operan en blanco los relevantes? ¿O son las cuevas que siguen adelante? ¿Y los valijeros que deambulan con sus alforjas llenas de dólares por la ciudad de Buenos Aires? Por eso, y al fin de cuentas, la pregunta de fondo es: ¿cuál es la táctica de la AFIP contra “el lado oscuro de la fuerza”?

lunes, 12 de diciembre de 2011

Negociados a cielo abierto

Directo, sanguíneo y contundente, como su autor. Así es El Mal , el último libro de Miguel Bonasso, una investigación que definió por medio del subtítulo: El Modelo K y la Barrick Gold. Amos y servidores en el saqueo de la Argentina.

El libro revela las estrategias urdidas a ambos lados de los Andes, en la Argentina y en Chile, para beneficiar, según el autor, a Barrick Gold, la multinacional minera canadiense. Y la manera en que, subraya, unos cuantos políticos y lobbistas se beneficiaron en el camino.

Porque de la pluma de Bonasso surge con claridad que la operatoria excedió a los gobiernos. Fue algo mucho más profundo. Del lado argentino se evidencia lo que el autor del ya legendario Recuerdo de la muerte sintetiza como "la Corporación", es decir, "ese vínculo espurio que une a los dos partidos principales de la Argentina".

pd1: la reseña completa publicada en ADN, acá.

pd: la reseña publicada a fines de octubre en este blog, acá.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Los testaferros de Uberti - III

La entrevista con Luis Rodríguez, el ex empleado de los presuntos testaferros de Claudio Uberti, Marcia Debora Peisci (su ex número dos en el Occovi) y su marido Guillermo Such, fue mucho más larga de lo que se publicó los últimos dos días en LA NACION.

Quedó afuera, por ejemplo, que en una de las tantas sociedades en la que aparece Peisci, Torre Sarmiento SA, figura como socia de Rudy Ulloa Igor.

También quedaron afuera muchas preguntas y repreguntas. Así, por ejemplo, tras la última que sí entró en el diario hubo otras dos con un par de curiosidades.

-¿Lo escuchó hablar con funcionarios?

-A Uberti no. Pero sí a Such, que decía que tenía esto o aquello arreglado y que él había tenido problemas con Kirchner [Néstor] y que él lo había puteado. Y en los asados con gente importante, con apellidos de renombre, que me pedían que yo cocinara, los escuché hablar de negocios, que hay que coimear a este o a aquel, de compras y ventas de campos, con gente del Sur.

-¿Compras de ganado o de campos?

-Las dos cosas.

-¿Hablaban de algún otro negocio?

-De 20 camionetas Partner [Peugeot] y las otras… ¿cómo se llaman? Bué, otras, que las alquilaban a empresas y esas cosas. Pero ese negocio nunca pudo darles para gastar como gastan. O sea, nunca pude saber realmente cómo gastan ese movimiento de plata.

pd: Rodríguez no es la primera persona que habla sobre esas camionetas. Más de un año y medio atrás, otra fuente me lo había comentado, pero nunca logré avanzar por esa senda...

jueves, 8 de diciembre de 2011

Enigma Perrota (writer's version)

La reseña original sobre "El enigma Perrotta" era algo distinta de su versión publicada, pero así es uno de los gajes de este oficio. Debí recortarla bastante.

Sin embargo, con el solo fin de mostrar un poco cómo es la edición en la práctica cotidiana de un medio impreso, copio a continuación la reseña original, tal y como la escribí sin meditar en ese innegociable límite llamado "espacio" en un diario.

Esta es, pues, la writer's version:

-Infante, ¿qué es ese botón en su chaleco antibalas?

-Un símbolo de la paz, señor.

-¿Qué es lo que tiene escrito en su casco?

-“Nacido para matar”, señor.

-¿Escribió “Nacido para matar” en su casco y porta un símbolo de la paz? ¿Qué se supone que significa? ¿Algún tipo de broma enferma?

-No, señor.

-¿Qué se supone que significa?

-No lo sé, señor.

-¿Usted no sabe mucho, no?

-Pienso que estaba tratando de sugerir algo acerca de la dualidad del hombre, señor.

-¿Qué?

-La dualidad del hombre. La cosa jungiana, señor.

-[Silencio, tono más grave] ¿De qué lado estás, hijo?

-De nuestro lado, señor.

Brillante y polémico, “Nacido para matar”, de Stanley Kubrick, es considerada una de las mejores películas bélicas de la historia. Entre otros motivos, porque desnuda las complejidades del ser humano bajo estrés extremo, sintetizado en el icónico diálogo entre el sargento, “Joker”, y su coronel.


La alusión de “Joker” –es decir, Kubrick– al psicoanalista suizo Carl Jung no fue casual. Estudió como pocos las dualidades y contradicciones del hombre, aquellas que lo tornan inasible para quienes lo rodean e incluso para sí mismo, so pena de caer en simplificaciones, estereotipos y encasillamientos.

María Seoane debió afrontar ese desafío en “El enigma Perrotta” (Editorial Sudamericana, 462 páginas), de subtítulo elocuente: “De hijo del poder a informante del ERP. La historia secreta del dueño de El Cronista Comercial desaparecido por la dictadura militar”.

Autora de varios libros sobre protagonistas y momentos decisivos de la época más oscura de la Argentina, Seoane encaró el desafío con la humildad de quien prefiere exponer posibles causas de ese “enigma” llamado Perrotta, sin concluir que una u otra haya sido la decisiva.

La decisión de Seoane podrá molestar a algunos lectores, que se toparán con varios pasajes en los aclara que “es probable” o “es posible” que la conducta de Perrotta se debiera a tal o cual motivo, que incluso ubica entre signos de interrogación. Pero a la larga se agradece, porque esquiva las simplificaciones.

Así, la actual directora de Radio Nacional y ex editora de Clarín expone causas internas y externas que pudieron empujar a Perrota –un “nazi” en su juventud al decir de su esposa– a circular por el Jockey Club y el Círculo de Armas, jugar al golf con “Joe” Martínez de Hoz o departir con Eduardo Massera, al tiempo que proveía información al jefe del ERP, Mario Santucho, y recibía fondos de Montoneros para sostener su diario.

¿Fue por su padre ausente? ¿Una derivación de su militancia católica de otrora? ¿Por amor a una militante chilena? ¿Por ingenuo? ¿Por su tendencia a mimetizarse con la gente del poder? ¿Por su deseo de ser protagonista? ¿Para correr por izquierda a Jacobo Timerman y a su flamante diario La Opinión? ¿Por el contexto en que debió moverse? ¿Por todo eso y más? ¿O acaso por ninguna de esas razones?

Seoane expone en el derrotero de Perrotta lo que Nicolás Maquiavelo advirtió en “El Príncipe” hace casi 500 años: que quien cambia de bandos queda en ninguno. Y así, que a quienes deja atrás lo considerarán un traidor y sus nuevos aliados, un advenedizo. Esa fue la tragedia de Perrotta, ese “contrasentido”, como lo definió su ex jefe de redacción, Roberto Guareschi: “Ser un hombre de negocios y querer ser un hombre de izquierda”.

El resultado fue su múltiple negación: por los periodistas que trabajaban para él, que no lo consideraban uno de ellos; por los empresarios, que lo repudiaron por ventilar sus infidencias y más aún tras conocer sus vínculos con la guerrilla; por los gremialistas, que a menudo veían en él sólo a “un señor burgués”; por el ERP, que lo consideró como “periferia”, no un cuadro o militante, al punto de entregarlo durante un interrogatorio; por el conglomerado de medios locales e internacionales, que ignoró su desaparición; y hasta por otros detenidos, “tal vez por su origen social”, recuerda una sobreviviente del centro clandestino Pozo de Banfield. “Sé que nadie quería compartir calabazo con él por esto”.

Perrotta, en suma, jugó con fuego hasta quemarse. Y perder su activo más precioso, aquel por el que “era”: El Cronista Comercial. Ése que lo llevó a sentirse impune, a afirmar que “en la Argentina hay 200 tipos intocables, y uno soy yo”. Su pérdida anticipó su final, como le indicó una voz telefónica a su mujer: “Esta venta le cuesta la vida a su marido”. Menos de once meses después, en abril de 1977, lo chuparon.

El libro vale y mucho. Porque como la autora destaca sobre el final, el enigma de Perrotta no radica “en su muerte, sino en su vida”. Que sintetiza y encarna, como pocos, el complejísimo enigma de la argentinidad. Contradictorio, claroscuro y tantas veces inasible. Como le resultó al coronel la dualidad del sargento “Joker”.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

El enigma Perrotta

María Seoane debió desafiar en El enigma Perrotta la dualidad y contradicciones de un hombre, aquellas que lo tornan inasible para quienes lo rodean e incluso para sí mismo, y así exponer las causas internas y externas que pudieron empujar al dueño de El Cronista Comercial -un "nazi" en su juventud, al decir de su esposa- a circular por el Jockey Club y el Círculo de Armas, jugar al golf con "Joe" Martínez de Hoz o departir con Eduardo Massera, a la vez que proveía información al jefe del ERP, Mario Santucho, y recibía fondos de Montoneros para financiar su diario.

Seoane expone en el derrotero de Perrotta lo que Nicolás Maquiavelo advirtió en El Príncipe hace casi 500 años: que quien cambia de bandos corre el riesgo de terminar en ninguno. Y así, que a quienes deja atrás lo considerarán un traidor y sus nuevos aliados, un advenedizo. Ésa fue la tragedia de Perrotta, ese "contrasentido", como lo definió su ex jefe de redacción, Roberto Guareschi: "Ser un hombre de negocios y querer ser un hombre de izquierda".

El resultado fue su múltiple negación: por los periodistas que trabajaban para él, que no lo consideraban uno de ellos; por los empresarios, que lo repudiaron por ventilar sus infidencias, más aún tras conocer sus vínculos con la guerrilla; por los gremialistas, que a menudo veían en él sólo a "un señor burgués"; por el ERP, que lo consideró no un cuadro o militante sino "periferia" y lo entregó durante un interrogatorio; por el conglomerado de medios locales e internacionales, que ignoró su desaparición; y hasta por otros detenidos, "tal vez por su origen social", recuerda una sobreviviente del centro clandestino Pozo de Banfield. "Sé que nadie quería compartir calabazo con él por esto."

Perrotta, en suma, jugó con fuego hasta quemarse. Y perder su activo más precioso, aquel por el que "era": El Cronista Comercial. Ese que lo llevó a sentirse impune, a afirmar que "en la Argentina hay 200 tipos intocables, y uno soy yo". Así, el enigma de Perrotta no radica "en su muerte, sino en su vida". Que sintetiza y encarna, como pocos, el complejísimo enigma de la argentinidad.

pd: la reseña completa publicada en ADN, acá.

martes, 6 de diciembre de 2011

Uberti y un llamado al Congreso

Con un pedido explícito al Congreso de la Nación para que restablezca la figura agravada del lavado de dinero cuando intervenga un funcionario público, el juez en lo Penal Económico a cargo del “caso Antonini”, Marcelo Aguinsky, rechazó ayer el pedido de sobreseimiento definitivo del otro gran protagonista de la trama, Claudio Uberti.

Aguinksy concluyó que “la investigación no se encuentra completa”, ni tampoco prescripta, por lo que solicitó a la Cancillería argentina que tome las medidas necesarias “para obtener una más pronta respuesta” a los pedidos cursados a Estados Unidos y Venezuela para las extradiciones deGuido Alejandro Antonini Wilson, Diego Uzcátegui Matheus y su hijo, Daniel Uzcátegui Specht.

Tras analizar los planteos del abogado defensor de Uberti [foto], Diego Pirota, y de la fiscal María Luz Rivas Diez, Aguinsky también determinó que la investigación debe continuar por la figura del contrabando agravado, mientras que la del lavado “se encontraría lisa y llanamente prescripta”.

Durante los próximos días se verá, sin embargo, si Uberti opta por quedarse quieto y esperar una nueva oportunidad para pedir su sobreseimiento o si, por el contrario, apela a la Cámara. Si lo hace, quizá tenga suerte ya que el fallecimiento de uno de los miembros del tribunal de Alzada podría torcer a su favor el equilibrio de fuerzas. En ese caso, luego sería el turno de la Cámara Nacional de Casación Penal, aunque hablar de eso es casi futurología.

En tanto, el juez que quedó a cargo tras el ascenso a un tribunal oral de Daniel Petrone consideró necesaria una “reflexión” sobre la eliminación de la figura agravada en el delito de lavado de dinero que aprobó el Congreso, con el voto del oficialismo y varios bloques de la oposición, y que en este caso beneficiaría a Uberti, el verdadero jefe del vuelo que se anunció a las autoridades de Aeroparque como de “Presidencia de la Nación”.

“La necesaria vinculación del funcionario a su actividad en nombre del Estado hace que su intervención en ciertos delitos no sólo la posibilidad de una mayor capacidad de impunidad –remarcó Aguinsky–, sino una lesión directa al bien jurídico ‘administración pública’”. Por eso, libró oficios a las autoridades de la Cámara de Diputados y del Senado, ya que esa omisión “debería ser subsanada”.

pd: la nota, recortada, en LA NACION, acá.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Los testaferros de Uberti - II

Marcia Débora Peisci, la ex mano derecha y presunta testaferro del ex embajador “paralelo” ante Venezuela, Claudio Uberti, es socia, a su vez, del ex chofer devenido en empresario kirchnerista, Rudy Ulloa. Así surge de los registros comerciales, en los que la mujer aparece vinculada a al menos media docena de sociedades anónimas o de responsabilidad limitada.

La sociedad se llama “Torre Sarmiento SA”, constituida en diciembre de 2008 para construir y comercializar un inmueble sobre la calle homónima de la ciudad de Río Gallegos. Peisci figura como presidenta y Rudy Fernando Ulloa Igor, como el “director suplente” de la firma. Y la empresa cuenta con una particularidad: aunque constituida para operar un comercio en la provincia de Santa Cruz, se constituyó y fijó su domicilio especial en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Uberti y Ulloa mantienen, a su vez, una añeja relación, enlazada por ejemplo por un inmueble en Río Gallegos del chófer de Néstor Kirchner en el que vivió el luego mandamás del Occovi. Juntos, también, recaudaron para la campaña presidencial de 2003. Sólo luego, y ya en el poder, Uberti unió esfuerzos con Peisci.

Señalada por su ex pintor, obrero, asador, maestro mayor de obras y empleado todoterreno, Luis Rodríguez, como la supuesta responsable de ocultar al menos parte del presunto millonario patrimonio oculto de Uberti, Peisci figura en otras seis sociedades y bienes junto su marido, Guillermo Federico Such.

pd: la nota completa publicada en LA NACION, acá.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Los testaferros de Uberti - I

El hombre, sencillo y directo, está molesto. Se peleó con su empleador. Y tras tres años de cuidarle sus casas y sus oficinas, de prepararle los asados para sus invitados, de pintarle el quincho, arreglar enchufes, llevar y traer papeles y mucho más, ahora el ex jefe no quiere resarcirlo. Ni pagarle el aguinaldo quiere. Y todo porque a él se le escapó repetir que su patrón, Guillermo Such, dice que es el testaferro del ex embajador “paralelo” ante Venezuela, Claudio Uberti, el jefe del vuelo de la valija con US$ 800.000 y Guido Alejandro Antonini Wilson.

El hombre se llama Luis Rodríguez, y durante una hora tira un dato concreto tras otro sobre Such y su esposa, Marcia Debora Peisci, la número dos de Uberti al frente del Órgano Contralor de las Concesiones Viales (Occovi), su único cargo formal en el kircherismo hasta que estalló el “caso Antonini”. Por ese escándalo, Uberti salió del Gobierno y lo investigó la Justicia –a la que acaba de pedirle su sobreseimiento definitivo–, en tanto que Peisci también quedó bajo la lupa de la Fiscalía por sus estrechos vínculos personales y comerciales con su ex jefe, pero jamás llegó a imputarle cargos.

Rodríguez es uruguayo, tiene 58 años, patillas firmes, algunos dientes de menos y es de Peñarol, aunque vive en la Argentina desde 1975 y fijó su residencia en Garín en 1981. Durante tres años trabajó para Such y Peisci, en varias casas, negocios y oficinas, y así fue como conoció a Uberti, uno de los recaudadores clave de las campañas electorales kirchneristas desde los tiempos de Santa Cruz.

“Ellos mismos me dijeron que él, Such, era el socio de ‘Claudio’, pero lo ocultaban, no querían que se supiera”, cuenta Rodríguez en la oficina de su abogado, en Tigre, que prepara la demanda laboral y ya mandó las cartas documentos de rigor. “Y a mí siempre me llamó la atención que tras tres años con ellos, nunca supe lograr saber a qué se dedicaban, cómo ganaban la plata para mantener el nivel de gastos que tienen”, dice, a solas, grabador de por medio.

-¿Por qué lo echaron?

-La discusión fue porque la casa de ellos [por Such y Peisci] está lejos de la entrada del country en el que viven, Ayres del Pilar, y un día que llovía, le ofrecí a una muchacha acercarla hasta donde iba. Me dijo que iba a la casa 20 y yo le dije, “ah, la de Claudio, el socio de Guillermo y de Marcia”. Ella puso cara de asombro, pero después seguimos hablando sobre el viaje de Uberti a Europa. A los dos días me llamó Marcia, que Uberti estaba furioso porque decía que yo sabía todos sus movimientos. Me pregunté qué había dicho y le dije que nada, que ella y él eran socios.

pd: el resto de la entrevista publicada en LA NACION, acá.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Un contrato que incomoda

La empresa RDS SA defiende las licitaciones como “ejemplares”, defiende los sistemas en danza, su excelencia técnica y sus precios, pero por las dudas se despega, mediante un comunicado de prensa, de “toda cuestión política”.

Sabe de lo que habla.

La compra y posterior orden de anulación de un millonario sistema de identificación balística automatizada para informatizar los datos del Registro Nacional de Armas (Renar) desató una ola de acusaciones cruzadas entre funcionarios durante las últimas 48 horas, hasta alcanzar al jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y sus colaboradores.

Así, la adjudicación del contrato cuya cancelación se anunció menos de 24 horas después de que llamó LA NACION al Ministerio de Justicia, desató pases de facturas en las sombras entre la gente de Julio Alak, el titular del Renar, Andrés Meiszner [foto arriba, juntos]], el Ministerio de Seguridad, de Nilda Garré, y la Jefatura de Gabinete.

Así, mientras que desde RDS recuerdan que los proyectos llevan 4 años de elaboración y cubren algunos objetivos trazados por el ex presidente Néstor Kirchner para combatir la inseguridad, los pases de facturas (y la puja de poder) entre funcionarios alrededor de este negocio parece que recién comenzó...

pd: la nota completa, acá.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Bombero y vendido

“Cuando se habla de mafiosos y coimeros, se los ve por la tele y se los escucha por radio, recuerdo al más simpático y creativo que me tocó conocer. Era referí y se llamaba, pongamos, Francisco Gómez Williams, o se hacía llamar así para que fuese más difícil insultarlo desde la tribuna. Igual, sus amigos le decían Pancho y ahí el personaje empezaba a rimar y sufrir como todo el mundo. Era petiso y musculoso, con una gran nariz torcida y la sonrisa siempre bien puesta. Gran conversador, sobre todo dentro de la cancha. Pedía, si la memoria no me falla, mil pesos por cobrar un penal y dos o tres mil para anular un gol. Dependía de la importancia del partido y de la cara del cliente. Uno podía comprarle incluso algún corner, o un tiro libre a veinticinco metros del arco, si se le mandaba un buen emisario a los camarines. Digo buen emisario porque Williams se había ensartado tantas veces que ya estaba curado de espanto: inventaba el penal y después los dirigentes se lo anotaban en el agua, no le daban pagarés ni cheques posdatados. Fue por eso que hizo un acuerdo con la mafia de la gobernación y abrió una cuenta en Chile a nombre de un falso referí de allá”.

Arranque del cuento “Bombero y vendido”, del libro “Arqueros, ilusionistas y goleadores”, Osvaldo Soriano, Seix Barral.

pd: cuánto lo extrañamos sus lectores, don Pepe. A usté y a su entrañable Míster Peregrino Fernández…